La actitud que más comúnmente se El Vedette: Busca la |
Uno de los factores más constructivos de la
personalidad en evolución resulta ser una experiencia
particular que se denomina PROYECTO DE VIDA.
En efecto, en toda la edad psicológica el
psicólogo constata la presencia de esta experiencia
humana: el niño, el adolescente, el joven, crecen
proyectándose, viven dentro de sí un proyecto
de vida.
El hombre es un ser que se interroga. Debe tomar en
sus manos su vida y buscarle un sentido. Descubre los valores
que lo atraen y por cuya estima que la vida merece vivirse.
Poco a poco adquiere un sistema de valores en los que se van
ordenando los unos respecto a los otros. Y así, en la
medida en que vive de un modo verdaderamente humano, el
hombre forma un proyecto de vida, el proyecto de los valores,
a la luz del cual se compromete a múltiples
situaciones de su existencia. En fuerza de este proyecto de
vida, puede dar un sentido a su compromiso en este mundo, a
partir de un compromiso proyectado frente a sí y que,
por este hecho, comienza a despuntar. Este proyecto de vida
engloba todo lo que se puede esperar de la
existencia.
Ciertamente, nosotros podemos edificarlo en modo
arbitrario, pero podemos también (y debemos)
determinarlo sometiéndonos a los valores que nos
solicita la realidad objetiva. Debe ser, pues,
realístico y de acuerdo con la propia experiencia. Es
de este modo como determinamos nosotros mismos, nuestro
procedimiento personal a través de la situación
que la existencia nos impone.
El proyecto de vida está presente a lo largo
del desarrollo de la persona, pero con diversos tonos y
funciones. El proyecto de vida a los diez años no es
aún el de los 16, ni el de los 16 el de los 20. Pero
puede haber una continuidad entre estos momentos,
recomponiéndose los elementos del pasado en una nueva
sucesiva síntesis.
Expresa auténticamente una personalidad que
vibra por determinados valores y que percibe más o
menos explícitamente las consecuencias de aquello que
es actualmente (yo actual) y aquello que tiende a ser (yo
ideal). Todo proyecto del porvenir, en la medida en que se
radica en la historia, manifiesta un dinamismo creado por el
nivel existente entre una personalidad que se va delineando y
el papel social que qusiera desempeñar.
Elaborar un proyecto de vida comporta, por tanto,
partir de aquello que es y determinar poco a poco lo que se
ha de ser. El significado psicológico del proyecto
general de la existencia es grandísimo, puesto que es
el centro de integración de la persona en cuanto
representa el significado de la existencia para la persona;
indica la medida de las aspiraciones del sujeto y un acto de
esperanza; constituye un principio de autonomía y de
libertad interior.
Los peligros
de la adolescencia
Esta difícil edad de la vida es, a menudo,
incomprendida y lamentablemente, en no pocos casos, ignorada
y abandonada. Y, sin embargo, es la edad en que generalmente
comienza el consumo de alcohol y tabaco, tan perjudiciales
para la salud. Y, lo que es peor, el momento en que corre
peligro de ingresar al tenebroso y autodestructivo mundo de
las drogas, desgraciadamente tan extendido en nuestros
días.
Todo esto se agrava, más aún, porque el
desorientado adolescente, que tiende a alejarse de su
familia, en cambio se integra a grupos que, con frecuencia,
no son los más convenientes para él, sino todo
lo contrario. De ahí la importancia de la familia bien
constituida, del amor y el apoyo de los padres, de la
responsable orientación de los maestros, de la calidad
humana de los amigos y, en general, de la sociedad en que el
adolescente vive.
Por otra parte, es urgente que el propio adolescente sea
el más interesado y decidido artífice de su
personalidad, la misma que irá forjando firme,
sólida y valiosa en todos los actos de su vida.
Realizando todo lo que sea positivo para ello: estudio,
deportes, actividades sociales solidarias y constructivas,
actividades artísticas, etc. Y evitando, en cambio,
todo aquello que pueda perjudicarlo y destruirlo, como
sucede, por ejemplo, con la funesta drogadicción, que
puede convertirlo en un guiñapo humano más de
los muchos que, por desgracia, se arrastran en las ciudades
del mundo.
La sexualidad constituye una importante
dimensión psicológica de la personalidad de tal
significación que determina y condiciona la naturaleza
del ser humano .Considerar la sexualidad como atributo de la
personalidad en su evolución , compromete asumir su
expresión en dependencia del momento de desarrollo del
individuo y la necesidad de su orientación ,lo que se
concreta en la educación sexual como proceso de
preparación del ser humano para el amor, acorde con
principios éticos y morales basados en la
responsabilidad , la equidad, la diversidad, las relaciones
de pareja y la preparación del hombre y la mujer para
la constitución de la familia, célula
básica de la sociedad .En correspondencia con lo
anteriormente planteado surge la necesidad de revertir la
problemática, orientando la educación de la
sexualidad de los estudiantes de primer año de
Licenciatura en Instructores de Arte ,de manera
transformadora, que se traduzca en modos de actuación
responsables y así contribuir a la educación
sexual de los mismos, egresando jóvenes con una
formación integral.
Los niños desde el kínder empiecen a
recibir nociones de reproducción de plantas y
animalitos en sus juegos.
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